jueves, 16 de junio de 2011

Fin

-¿Y ahora, lo ves?-

Y embebidos en un río de semen y otros jugos, sus cuerpos deliciosos y sudados descansaron  el uno contra el otro.

En el instante previo a la eyaculación, de ella, él la miró fijamente, y no pudo evitar perderse y navegar hasta el final de ese camino ciertamente infinito, que intentaba describir con fracaso garantizado la indescriptible belleza de sus ojos azules.

Hicieron el amor por horas, como si el tiempo estuviera ingeniosamente manejado por ellos, gracias al descuido de su olvido.

Ella lo tomó del rostro y lo besó con fuerza. Lo besó enamorada,  y se enamoró al besarlo. Paró un segundo y lo alejó de sus labios, solo para moverse hasta su oído y susurrarle melodiosamente que lo amaba.

Llegaron a su cuarto y bebieron un buen rato. Él reía y bebía y cuando ella desviaba la vista se perdía en su hermosa sonrisa, esa que a él lo volvía un perfecto e indefenso inútil. Ella luego lo miraba, tímida y sonriente, simpáticamente tímida, y corría sus ojos avergonzada, temiendo haber sido demasiado evidente.

Juntos abandonaron ese lugar, con una o dos botellas de vino tinto. Huyeron riendo a carcajadas, casi como dos niños conscientes de su espectacular travesura.

Esperó el momento exacto para tomarla del brazo y con brusco disimulo la arrastró hacia él. Ella intentó detenerlo, replicar con alguna excusa para él inválida. Quiso defenderse, pero en realidad no quiso tanto.  

Ingresó a esa reunión forzado, a priori desganado y hasta el cuello de odio y prejuicios. Pero sabía que ella lo esperaba, entre tanto estúpido, vino y hermosas pinturas, mezclada con todo eso, todo eso mezclado con ella. Un menjunje no fortuito, y aun así, ella estaba parada ahí, distinguida de toda esa gente, vino y hermosas  pinturas. Magnífica, como ella.

-Nunca me voy a someter a escribir bajo tus moldes-sentenció.

-¿Entonces una historia puede empezar por el final y terminar por el principio?-preguntó.

-A veces, en la fugacidad de un momento, en la intensidad e irracionalidad de dos personas que se dejan vencer por las más absurdas pasiones, no existen los márgenes-explicó.

-Sin principio ni fin. Definitivamente te parece que es lo mismo-

-¿Lo ves?-preguntó.

-No lo entiendo, más allá de lo ridículo del mismísimo sinsentido-dijo.

-Si querés te lo muestro, no tengo inconveniente alguno-dijo agotado.

1 comentario:

  1. Me gustó, definitivamente lo tuyo es esto y no lo otro.

    Un poco de mal gusto lo de los jugos lo único..hace falta ser tan grafico? va si lo que pretendias era crear una imagen nitida a traves de tus palabras, lo lograste ja

    abrazo, juan, otro seguidor del blog

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