miércoles, 2 de junio de 2010

Te voy a extrañar este mes. No te olvido JR.

Sorprendida por un pequeño cosquilleo que recorre su cuerpo ella se reacomoda en su cama. Sus ojos clavados en una sola situación, exhiben la potencial lujuria que inevitablemente vendrá. Ella lo sabe, sabe que nada puede hacer contra eso, y no se resiste. Ya desde un primer momento decide rendirse y entregarse a ese placer esotérico que aquello le producirá.

Lascivia, concupiscencia.

Inocente y traviesa su sonrisa asoma en su rostro, al tiempo que recoge su pelo e inclina su cabeza hacia atrás. Casi sometidas sus manos desatan su ropa, dejan al descubierto sus pequeños y firmes senos, expectantes de ser abatidos por el calor de las sudadas palmas. Aquello ahora verdaderamente la excita, y puede sentir como sus pezones se endurecen al unísono con su respiración cada vez más agitada.

Sus manos ahora recorren sus muslos, en aquella deseada travesía hacia su propio sexo. Con la yema de los dedos acaricia primero despacio, su “amor veneris”. Luego lo frota cada vez con mayor fuerza y velocidad. El dedo índice y el mayor ahora escapan para penetrar la humedecida barrera del placer.

Ella no puede evitarlo. Su mirada sigue fija en aquel punto, y explota.

Vuelta en sí, comienza a vestirse lentamente, algo mareada y confundida. Todavía no termina de atar sus ropas, y aquello vuelve a aparecer. Ella se desploma en la cama, entregada nuevamente al eterno placer.

Descripción del punto que atrae a la susodicha:

No es en sí el componente material, sino lo que pasa dentro. Allí aparece rodeado de mucha gente, pero solo está él. Una decena cuelga de su espalda, resplandeciente y cegadora. Él solo toma contacto con el elemento esférico y lo trata con increíble amor, con cuidado, siendo lo necesariamente sutil. Parece que con esas filosas puntas debajo de su pierna lo destruirá, pero no. El elemento esférico no lo dice, pero se siente acariciado. Siente un calor especial, y ya no se quiere separar de él.

De un momento al otro parece que otros dos individuos quieren arrebatar el elemento esférico de su poder. Pero él no los deja. El elemento esférico tiene miedo, miedo por peder a su mayor protector, pero no tiene porque. Él pone su cuerpo frente al primer individuo, y con movimientos sensuales desplaza al elemento por entre las piernas del segundo. Y sigue con el elemento esférico, bajo su total control.

El rectángulo que aparecía eterno ahora se ve claro, a solo unos metros, pero algo sucede. Alguien lo golpea y él cae, perdiendo al elemento esférico que ahora llora del terror. Pero rápidamente él lo toma entre sus manos, lo besa y le dice “Te suelto solo por un minuto, no te preocupes”

Con parsimonia lo acomoda en el suelo, se aleja unos pasos, y luego lo impacta con tranquilidad y mesura. El elemento se aleja de él. Volando realiza una curva, deja atrás a cinco individuos que lo ven pasar con odio, y sólo se mete apenas debajo del vértice superior izquierdo del rectángulo. Frustrado en el suelo, yace un pobre hombre.

En el medio del campo aparece el elemento esférico una vez más, esperando con ansias que venga su único y más hermoso protector.

4 comentarios:

  1. Un relato muy menottista.
    Vamos a extrañar al último enganche que queda en el mundo...
    Saludos, nos vemos en la joda del sábado.
    FEDE

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  2. Claramente menotista, del corte del "fútbol que le gusta a la gente". Lástima que no lo podremos disfrutar. Pero si el magnánimo señor, con barba, del universo así lo decidió, así será. Ya que no sólo fue su protector, que luego le dejó el lugar a los que lo vieron como hacerlo, sino que fue su dueño y creador mismo.

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  3. Jajajaja honestidad brutal.

    Entendé lo que quieras entender, de eso se trata cualquier cosa que se asemeje al arte.
    Después si querés te cuento mi interpretación...

    Abrazo Panchito.

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