lunes, 11 de octubre de 2010

12 de octubre, un día de festejos.

“Estamos en la tierra de nadie, pero es mía. Los inocentes son    los culpables dice su señoría, el rey de espadas”   
                                                                       (Serú Girán, 1980)1
¿Qué se festeja cada 12 de octubre?

Todos los años, el 12 de octubre se festeja tanto en los países sudamericanos como en España, el “día de la raza”. Esta fecha es en honor a un grupo de valientes marineros que se aventuraron a lo desconocido, a lo peligroso, a lo oscuro, con el objetivo de, entre otras cosas, demostrar que la tierra era redonda. Así fue entonces como Cristóbal Colón descubrió una tierra nunca antes vista, algo nuevo para los europeos: América.
            El 12 de octubre entonces, festejamos y recordamos esa gran hazaña. Este día fue establecido en la Argentina en 1917 por decreto del presidente Hipólito Irigoyen, como reafirmación de la identidad hispanoamericana frente a los Estados Unidos y la doctrina Monroe. Posteriormente la fecha fue instituida como fiesta nacional en varios países de Hispanoamérica.  Desde ese entonces, este día fue recordado simplemente como esto, el descubrimiento de América, la reafirmación de la conquista de la raza blanca, de nuestra raza blanca. Igualmente, algunos educadores de nuestra sociedad, se atrevieron a contar un poco más, y revelaron que en esas tierras lejanas, existía un grupo de personas, o algo parecido. Podríamos decir, que según los paradigmas evolucionistas en los que escribe Morgan, el abogado devenido en antropólogo, ese grupo de “humanos” estaba situado en el nivel primitivo del estadio salvaje de la evolución humana. Muchos maestros y profesores, agregaron que América hasta 1492, estuvo habitada por comunidades aborígenes. La llegada de los españoles produjo un fuerte impacto en las mismas, pero con el correr del tiempo, estas supieron aceptar la nueva cultura, abandonando así sus creencias, costumbres, modo de vida, etcétera.
           Hoy sabemos todos que la historia no fue así. No es correcto denominar a esta fecha como el día en el que se descubrió América. No si damos cuenta del proceso de aculturación que sufrieron los aborígenes por parte de los españoles. Cada 12 de octubre entonces, deberíamos decir, que festejamos uno de los genocidios más espectaculares de la historia moderna.
            El 12 de octubre de 1492, el hombre occidental piso América por primera vez. El nuevo mundo instantáneamente cautivó el interés de los mismos. Este nuevo lugar, estas nuevas tierras, tenían cantidades enormes de algo que desde hace miles de años maneja a su antojo al hombre: oro y plata. La nueva tierra ofrecía grandes oportunidades para los occidentales, y la orden de extracción de los minerales de América no se hizo esperar.
            El principal problema que se les apareció a los occidentales fue le presencia de culturas aborígenes. Estas raras personas habitaban estas tierras desde tiempo indeterminado, pero esto no fue una excusa válida. La cultura aborigen se interponía con los planes de progreso de España, razón mas que valedera para irrumpir en sus vidas. La guerra se hizo presente en América, los aborígenes perdieron su libertad, sus tierras, sus familias, y luego la vida. Nuestros héroes así asesinaron a cuanto “Indio” primitivo e incivilizado se les cruzó en sus planes. Arrasaron sin discreción sobre una cultura, sin importar que pensaran, que sintieran, que propuestas pudieran tener. Como tantas veces en la historia de la humanidad, el avanzado tecnológicamente destrozó al menos avanzado, bajo la excusa de llevar a los “primitivos” hacia la civilización. A este espectacular genocidio, se lo de nomina desde hace muchos años como: “el día de la raza”.
            Cualquier persona que lea este ensayo, notará que la descripción literal de aquel genocidio coincide en algunos términos y frases con situaciones internacionales que suceden en nuestros días. “Occidentalización”, “civilización”, “culturas estancadas en el tiempo”.  Cualquier similitud con las guerras en medio oriente (que bajo la excusa de llevar a los países atrasados la civilización asesinan día a día a centenares de personas) por la expropiación del petróleo, es pura coincidencia.
            Por otro lado, dejando de lado los intereses económicos e imperialistas que puedan tener las súper potencias mundiales, ante este proceso “civilizatorio”, deberíamos preguntarnos: ¿Qué es la civilización? Retomando los escritos de Morgan: el punto máximo de la evolución humana, al que primero que nadie a llegado la cultura occidental. Esta afirmación del autor, se basa en lo que él llama las dos líneas evolutivas que marcan el progreso humano: la línea acumulativa en el plano de las invenciones, y la línea del desarrollo y la distinción  en el plano de las instituciones2.
Sin embargo, hay otras perspectivas con respecto a este tema, que apartándose de la mirada etnocentrista de occidente, proponen relativizar esta clase de términos. Este ejercicio, propuesto entre otros por el antropólogo Claude Levi-Strauss, supone que no todo tiene una mirada única y que no existe solo una cultura posible. Por lo tanto, el modelo de civilización y estilo de vida que proclaman los occidentales, no necesariamente suponen la mejor opción para otras culturas.3
Yoshikazu Sakamoto[1], profesor de política internacional de la universidad de Tokio, explica como la institución de los derechos humanos logró propagarse por el mundo no occidental a partir de la relación de dominador y dominado que ejerce occidente con el resto del mundo. Es decir, que el “derecho a la igualdad”, que es el valuarte principal de los derechos humanos, fue impuesto. Para que algo sea impuesto, tiene que existir una relación de dominación entre dos partes, ergo, tiene que existir desigualdad entre las dos partes. El resultado de esta ecuación (vale  aclarar que por demás simple) es claro: los derechos humanos toman forma de bandera occidental en otro países, funcionales a los intereses varios del dominante. En consecuencia, la inocente mirada del occidente relativizado y con miras a un mundo mejor y pacífico, se ve socavada por una realidad que marca que a través del supuesto interés en los derechos humanos, se sigue legitimando la hegemonía occidental, en términos Gramscianos.
Cada cultura tiene el derecho de elegir su modo de vida, y nadie debería imponer una cosmovisión por más en desacuerdo que esté con esta. Entonces si la colonización de América fue por el afán de expropiar las minas de oro y plata, o por “ayudar” a los aborígenes a llegar a la civilización, diría que no tiene relevancia. Cualquiera de las dos motivaciones es despreciable, más aún cuando la forma de llevar a cabo su empresa implicó un derramamiento de sangre imposible de cualificar y cuantificar.
            Nosotros, como seres pensantes, nos preguntamos, “¿es esto un motivo de festejo?”. Evidentemente para mucha gente lo es, es el ejemplo de algunos sectores españoles, que recuerdan este día como el día en el que la raza blanca se impuso ante el indio ignorante. Una vez más, me hago esa pregunta, y pienso, “¿Qué necesidad tuvo ese imperio de matar sin culpa a tantas personas?” Mucha gente, responde a eso con el conocido discurso: “si esto no hubiera pasado, hoy no estaríamos acá”. A esta respuesta poco elaborada, respondo con otra pregunta: “¿es esto relevante cuando se habla de la muerte de otra cultura”?. Yo creo que no. Por otra parte, nuestra existencia no está condicionada por la existencia de las culturas aborígenes. Hoy, de no haberse realizado tal genocidio, podríamos estar vivos en convivencia con los aborígenes, o bien ser parte de su cultura, o por que no, ser europeos, europeos que recordarían este día como aquel en el cual se dio un giro en la humanidad, el día en el cual el hombre armado supo ser tolerante con otra culturas, y pudo enseñarle muchos de sus conocimientos tanto como aprender muchos otros de los aborígenes. El día en el cual los europeos mezclaron sus vidas con otras totalmente distintas, el día en el que aborígenes y europeos convivieron aprendiendo uno del otro en forma constante, mejorando sus vidas, enriqueciéndolas, más allá de la riqueza que puede proporcionar el oro y la plata.
Recordaríamos este día, por sobre toda las cosas, como el día en el cual la paz fue la principal protagonista entre dos culturas no solo muy distintas, sino totalmente opuestas. Así, respondo yo entonces, a la clásica justificación del genocidio, al clásico “hoy no estaríamos acá”. Entonces, me atrevo a preguntar nuevamente, “¿es correcto festejar este genocidio?”  “¿Es correcto hacer apología de la desalmada conquista de los españoles?”. Me pongo firme, y digo que no, que bajo ningún concepto, la muerte esta justificada, y no hablo de cuestiones éticas o morales, hablo de respeto, amor, y tolerancia hacia el otro. Por eso, y creo que desde hace ya algunos años esto se ha comenzado a tener en cuenta, el 12 de octubre, tendría que llamarse tal y como fue:  un terrible genocidio que acabó con la vida de las culturas aborígenes, y en lugar de festejar o realizar conmemoraciones que no son mas que un festejo disfrazado que sirven para escaparse un día de la vida cotidiana, todos los 12 de octubre, la bandera de todos los países americanos y porque no del resto del mundo deberían estar a media asta, en señal de duelo, recordando y rindiéndole homenaje a todas esas culturas aborígenes que murieron luchando por defender lo que les pertenecía, nada mas y nada menos que: el derecho a vivir.
Es hora de terminar con el desprecio y la discriminación hacia los otros. Festejar este día, evadiendo la realidad y haciendo caso omiso a los hechos empíricamente palpables en tantos documentos, en nada ayuda a tal cometido. La conquista del continente americano llevada a cabo en 1492, es uno de los máximos símbolos de la intolerancia de la humanidad, y es uno más de entre tantos ejemplos de xenofobia, racismo y etnocentrismo en nuestros tiempos.
A manera de conclusión (para un tema que no aparenta concluir por un largo tiempo), debemos cerrar el presente ensayo con la misma pregunta introductoria, con el objetivo de dejar marcado en algún sector remoto de las mentes lectoras, una duda que moleste, incomode, genere conflicto, cada 12 de octubre que se sucede año tras año. Cuando cada institución a la que pertenezcamos, interrumpa su rutina para realizar actos por el día de la raza, pretendemos que en la mente de nuestros lectores surja esta interrogante: ¿Qué se festeja el 12 de octubre?


1 Charly García, en Bicicleta, Serú Girán, 1980.
2 Morgan H, Razón del progreso humano, en Sistems of consanguinity and affinity of the human family, 1871.
3  Levi-Strauss C, Raza e historia, 1952.
[1] Sakamoto Y, en Universalidad de los derechos humanos.

5 comentarios:

  1. Creo que ya lo había leído, y está muy bueno... coincido plenamente. Aunque hoy en día no significa un día festivo ni para los sectores más conservadores del país. Habría que preguntarle a los españoles si es motivo de orgullo o de vergüenza...

    ResponderEliminar
  2. Por suerte hubo un avance, y aunque creo que no se toma la consciencia ni la dimensión necesaria, el tema está instalado, al menos veo entrecomillados o incluso se le ha cambiado oficialmente el nombre.

    Pero esos son sólo signos. Hay mucho por hacerse, empezando por devolverle todo lo que se le sacó a lo que queda de esas culturas, que todavía es bastante.

    ResponderEliminar
  3. Desde el punto de vista de alguien que estudia las ciencias exactas esto vendría ser un excelente ejemplo de darwinismo social. Una especie (o sociedad o estrato social) subyuga a otra simplemente porque puede hacerlo y no hay nada que lo pueda evitar. El día en que el más fuerte proteja al más débil es casi utópico.

    Es interesante y me gustaría mencionar el caso de las misiones jesuitas, un ejemplo de intercambio (o imposición, porque después de todo los catolizaban) cultural armonioso, sin derramamientos de sangre innecesarios.

    ResponderEliminar
  4. Marche un Las Venas Abiertas.

    Hay evidencia empírica que las misiones jesuitas no fueron del todo "armoniosas" y "sin derramamiento de sangre"

    ResponderEliminar
  5. Fran! Bienvenido al blog, gracias por participar.

    En cuanto al primer punto, sí, tiene tintes de las teorías de Spencer (lleva el darwinismo de las ciencias naturales a las sociales), los tiempos de las teorías organicistas, el positivismo y demás.

    El otro punto, bueno, le tengo que dar la izquierda al amigo Mosquera...No solo hay evidencia empírica del derramamiento de sangre de las misiones jesuitas, sino que citar a cualquier facción a gran escala del cristianismo como entidad o institución tolerante es irrisorio..

    No obstante entiendo tu punto!

    Abrazo!

    ResponderEliminar